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La reciente muerte de George Floyd debido al abuso de la policía de los Estados Unidos, no hace más que poner de manifiesto un terrible mal social, del que somos testigos a diario en muchas partes del mundo, pero que una gran cantidad de gobernantes y ciudadanos soslayan: la discriminación racial.

Cada día hay más odio y más violencia entre seres humanos, en determinados sectores de una sociedad que paradójicamente definimos como “moderna”. Establecemos normas globales que no cumplimos. La Declaración Universal de los Derechos Humanos marcó un hito en la historia de la humanidad, sin embargo, su cabal cumplimiento no se está dando un solo motivo: los habitantes del planeta tierra, no nos estamos viendo como una sola gran nación. 

Están primando los intereses de los grupos de poder global. Nos estamos convirtiendo en una sociedad global, enferma sin oportunidades de progreso y bienestar. Será imposible terminar con la discriminación, segregación, xenofobia y demás males -como el fanatismo radical-  mientras los 5 continentes no nos unamos en torno a un único plan de gobierno intercontinental, con una sola bandera y una sola moneda. La Teoría de la Unión de los 5 Continentes (TU5C) considera que esto es posible, aun con las diferencias culturales que tenemos, incluyendo las religiosas. El caso de George Floyd, debiera ser abordado como un crimen de lesa humanidad. El artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos indica que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. El artículo 2 señala que “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”. El Artículo 5 dice “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”.

 

Urge una reestructuración de la Organización de las Naciones Unidas para que la Declaración Universal de los Derechos Humanos no continúe siendo letra muerta. Siguen las hambrunas y guerras provocadas por grupos económicos, que sólo buscan apropiarse de las riquezas naturales y consecuentemente, de las oportunidades desarrollo. Mientras el planeta tierra se siga gobernando con objetivos económicos, jamás habrá paz. Son muchos los males que aún no podemos desterrar, no obstante, estamos en la obligación de cambiar el rumbo de la historia. Atrocidades como la discriminación racial, deben pasar de una vez por todas, a formar parte del estiércol de la historia. El enorme esfuerzo desplegado por Martin Luther King Jr. y Nelson Mandela o el que viene desplegando Rigoberta Menchú -entre otros brillantes líderes- debe estar presente en todas las latitudes del planeta.

 

La TU5C plantea la elaboración de un único Plan de Gobierno Intercontinental basado en 7 pilares: la persona, la familia, la vivienda, educación, salud, trabajo y alimentación. La lucha contra la discriminación racial empieza con la educación, desde la infancia y en la familia. La líder guatemalteca Rigoberta Menchú nos dice: “la paz no es solamente la ausencia de guerra, mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión, difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”. Trabajemos por un planeta tierra unido, con objetivos comunes y en el que prime la valoración de la diversidad. La discriminación racial es una nefasta construcción social. Nelson Mandela decía:” Nadie nace odiando a otra persona, por su color de piel, su origen o su religión”. Es vital vernos como seres humanos, con un amplio sentido de igualdad. Las decisiones para este efecto, se tienen que dar desde el nivel más alto de poder político global, que se debe formar con cinco presidentes, uno por cada continente y elegido democráticamente. No hay un ser humano, que valga más o menos que otro. Gabriel García Márquez dijo alguna vez:” Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse” .

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